El aire limpio puede beneficiar en gran medida nuestra salud, desde mejorar el sueño hasta la digestión. Puede significar la diferencia entre un día saludable y productivo, y una visita al hospital. Sigue leyendo si quieres saber más sobre tecnologías modernas de filtración y HVAC, y asegurarte de que tienes el mejor aire para tu salud.
¿Sabías que comemos 2 kg de comida, bebemos 2 litros de agua y respiramos 11,000 litros de aire cada día? El aire es imprescindible para la supervivencia humana, pero a veces olvidamos la importancia de que este aire sea limpio. En cada inhalación puede haber más de 25 millones de partículas que se introducen en el cuerpo. Cuanto mayor es la concentración de partículas en suspensión, mayor es el riesgo de enfermedades.
Actualmente la EPA (Agencia de Protección Ambiental) clasifica seis criterios para los contaminantes que se encuentran en el aire1. Estos contaminantes son ozono, partículas, dióxido de azufre, monóxido de carbono, plomo y dióxido de nitrógeno. Muchos de estos contaminantes se entienden fácilmente, ya que son un gas conocido o COV (compuestos orgánicos volátiles), pero las partículas en suspensión (materia particulada) es algo que se compone de varios contaminantes diferentes. Cada vez que realizamos una respiración ingerimos más de 25 millones de partículas, que puede ser de diferentes tipos (incluyendo polen, polvo, hollín, etc.), y de diferentes tamaños. Cuando hablamos de materia particulada, hablamos de cuatro rangos de partículas clave:
PM1 es la fracción de partículas más importante y relevante en el proceso de filtración para crear un ambiente interior saludable y bueno (CAI — calidad del aire interior), donde las personas y los procesos están óptimamente protegidos. Las partículas de menor tamaño son las más peligrosas para los humanos porque el cuerpo humano carece de suficiente protección contra estas partículas extremadamente pequeñas y dañinas. Entran en nuestro cuerpo a través del sistema respiratorio, las inhalamos, se introducen profundamente en los pulmones y continúan fluyendo a través el torrente sanguíneo.
Según un informe de la Unión Europea2, el aire interior puede estar hasta 50 veces más contaminado que el aire exterior. La razón de este aumento de la mala calidad del aire se debe a una serie de factores:
Todos entendemos que, si comemos alimentos o agua contaminados, estamos en riesgo de enfermedades, pero a menudo no consideramos cómo la mala calidad del aire afecta nuestra salud. La mala calidad del aire puede tener un impacto perjudicial no sólo en la función pulmonar, sino también en otros órganos vitales3. Cuanto más pobre sea la calidad del aire que respiramos, mayor será el riesgo de contraer diversas enfermedades. Pero en lugar de centrarnos en los efectos de la mala calidad del aire en la salud, tal vez deberíamos comenzar a afrontarlo desde el mismo punto de vista que tenemos con los alimentos y centrarnos en los beneficios que respirar aire limpio tiene para la salud. El aire limpio puede tener enormes beneficios para nuestra salud, desde mejorar nuestro sueño4 hasta mejorar la digestión5.
En una investigación realizada por la Universidad de Harvard6 se demostró que el aire limpio mejoraba la función cognitiva. En esta investigación se observó que, al comparar a personas en dos entornos diferentes, uno con mala calidad del aire y otro con mejor calidad del aire, las personas en el edificio con aire limpio habían aumentado el rendimiento cognitivo en un 61 %. Cuando aumentaron la calidad del aire nuevamente a un nivel más alto, las personas pudieron realizar 101 % más en estas tareas cognitivas.
El primer paso para mejorar tu calidad del aire interior es buscar las fuentes de contaminación. En la mayoría de los casos, la contaminación del aire exterior puede contribuir en gran medida a la mala calidad del aire interior. Para ayudar a garantizar que esta calidad del aire esté protegida, debes seguir las directrices establecidas en alguna de las normas europeas7. La norma prEN16798-3 destaca la importancia de los filtros ePM1 en todas las instalaciones ocupadas por personas. En tu sistema HVAC, el filtro de aire es el componente principal que necesita ser reemplazado con frecuencia. En este sentido, el mantenimiento del sistema de la filtración es lo más sencillo, ya que no hay necesidad de actualizar el bastidor o instalar nuevos sistemas dentro de tu instalación. A menudo, estos filtros de aire se pueden actualizar sin que afecte el consumo de energía de tu sistema HVAC. El uso de filtros con la clasificación de energía8 más alta ayudará a garantizar un rendimiento óptimo mientras protege a las personas.
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[1] https://www.epa.gov/criteria-air-pollutants
[2] Informe del TCE 23 Ventilación, buena calidad del aire interior y uso racional: https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC25406
[3] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31285306/
[4] https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2017/may/21/air-pollution-linked-to-poor-sleep-study-finds
[5] https://iubmb.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/iub.2530
[6] https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/ac1bd8
[7] Por ejemplo: prEN16798-3: Eficiencia energética de los edificios – Ventilación de edificios – Parte 3: Para edificios no residenciales – Requisitos de rendimiento para sistemas de ventilación y acondicionamiento de habitaciones
[8] La mejor clase energética es A+ según el Programa de Certificación Eurovent